La casa busca difuminar los límites entre los espacios interiores y exteriores a través de ventanales de vidrio de gran formato de piso a techo y el uso de vegetación que se introduce entre los diferentes espacios: el volumen contiene tres patios-grietas con exuberante vegetación que introducen la naturaleza en la casa.
Los límites de la casa quedan confiados a superficies de vidrio y piezas de hormigón teñido de negro con mucha textura.
Las habitaciones, con baño en suite, se configuran con espacios diferentes y singulares, otorgando a cada una de ellas un carácter propio. Cuentan con la particularidad de colocar los elementos de lavabo, bañera y ducha como mobiliario aislado colocado libremente en el espacio, permitiendo a los usuarios disfrutar de las vistas de la vivienda desde cada uno de estos puntos.
MATERIALES LOCALES Y NATURALES
La paleta de materiales está especialmente seleccionada para establecer vínculos y relaciones con el lugar y la tradición arquitectónica de la isla. Así encontramos revestimientos de estuco de cal flexible, microcementos, cemento con gravilla de marés y cantos rodados, piedra arenisca (marés) y madera tan característicos de las construcciones mallorquinas. Además, añadimos plantas autóctonas, tierra, grava y agua que dialogan con los elementos de su paisaje natural.
EXPERIENCIA SENSORIAL
A pesar de la abstracción volumétrica de la chapa plegada que da forma a todos los espacios de la casa, la casa intenta despertar todos los sentidos. La sensación granulada de la piedra arenisca al caminar descalzo, el tacto sedoso del estuco flexible de cal, los reflejos del agua de la piscina en los techos de las habitaciones, las sombras brillantes de las hojas de bambú que bañan las zonas comunes en el interior, el sonido de la brisa, y a lo lejos, el sonido de las olas… forman parte de una experiencia arquitectónica que nos hace sentir en plena naturaleza.
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